01 julio 2013

De educación y creatividad.


Admiróse un portugués
de ver que en su tierna infancia
todos los niños en Francia
supiesen hablar francés.
«Arte diabólica es»,
dijo, torciendo el mostacho,
«que para hablar en gabacho
un fidalgo en Portugal
llega a viejo y lo habla mal;
y aquí lo parla un muchacho».


[Saber sin estudiar]
Nicolás Fernández de Moratín,1737 - 1780



Unas navidades, le pedí a mi hijo una felicitación para sus primos de Tenerife y a los diez minutos se me presentó con esto:

Dibujo felicitación navidad

Miré seis palmos abajo al piltrafilla que entonces tenía unos cinco años y le espeté con desesperación:

  - Pero bueno ¿A ti te parece esto una tarjeta de Navidad? ¿Qué hacen estos dos aquí? ¿ Dónde está el niño Jesús, María y José, las ovejas, el burro, o un Papá Noel, la nieve, un trineo o unos renos al menos...?

  - Papá Noel vino al colegio a traernos regalos
- me interrumpió - pero para mí que es un poco falso porque se le despegaba un poco la barba. Además, en Tenerife no hace frío, para qué les voy a pintar un trineo...

Y sin darme derecho a réplica, dio por acabada la conversación propinándome una patada en las espinillas y desapareciendo en su cuarto muerto de risa. Cómo se parece a su madre, suspiré.
Justo la semana anterior le había dado por dibujar una serie de 20 esbozos de parejas desnudas que luego colgó en las paredes de su cuarto y nos invitó orgulloso a su madre y a mí a la "exposisión".

Mi mujer, muy pensativa, me susurró al oído:

  - Igual nos tendríamos que recatar un poco...

  - ¡Qué dices! ¿No ves que esos no somos nosotros? Yo no tengo esa barriga
- repliqué un pelín mosca.

Guardo aquella felicitación, las parejas desnudas y otros muchos dibujos como oro en paño. No son nada excepcionales, dibujaba igual que cualquier niño de su edad, pero me fascina la riqueza viva de sus temas, la valentía con la que con cuatro trazos impregnaba de movimiento a monstruos, caballos a galope, dinosaurios, animales híbridos, roqueros, pasillos de supermercado, lámparas... Dibujaba lo que le venía en gana, sin achantarse, de un tirón y sin usar la goma.

"Pintar como los pintores del renacimiento, me llevó unos años, pintar como los niños me llevó toda la vida" - dicen que dijo Picaso y ahora capto la idea. Me costó darme cuenta de que el desparpajo de mi hijo se debía a que nadie le corregía. Su corta edad lo situaba en un envidiable estado de gracia donde no había reglas ni cánones con los que medirse, él daba por bueno lo que hacía y dibujaba lo que le pedía el cuerpo.

Pero un día, en un ejercicio de clase se llevará una bronca y un cero patatero porque en su intento de dar vida a la naturaleza muerta de un bodegón, les plantará un peluquín a la pera y panderetas a las mandarinas. Puede que ese día su cerebro haga un clic y descubra que errar no sale gratis. Con el tiempo y tras muchos toques de atención, hará sólo lo que se le valore positivamente (¿productividad, Sr. Palmer?) Y así le pasará con todo, cogerá miedo a exponerse, se hará remolón y pragmático. Se homogenizará y aprenderá, en definitiva, a no ir de por libre no vaya a ser un pela-papas como su padre.

Ahora que tiene ocho años, pinta una y otra vez familias cogidas de la mano frente a una casa insípida que no reconozco. La única licencia que se permite, es su nueva hermanita que orbita flotante cual satélite, a lo largo y ancho del papel según el humor con que le pille el día.


The Avalanches - 'Frontier Psychiatrist'

"Todos los niños nacen artistas. El problema es cómo seguir siendo artistas al crecer." - dijo Picaso, que más o menos viene a ser lo mismo que lo anterior pero queda muy ilustre calzar argumentos con citas. Y es que se puede errar por dos razones muy diferentes, por falta de atención e interés o bien por haber buscado la solución por una vía diferente. Pero entiendo que penalizar ambas sistemáticamente, sin diferenciar, supone minar la iniciativa propia y la voluntad de asumir riesgos.

Entiendo que la enseñanza necesita el establecimiento de unas bases sobre las que desarrollarse. Pero cuánto de lo que aprendimos en la escuela ha quedado en entredicho con el tiempo. Me inquieta pensar en qué porcentaje de nuestra evolución cultural, científica o tecnológica está fundamentada en intereses, o peor aún, en meras hipótesis a veces imprecisas y sólo verificables a medida que avanza la técnica. Gasolina o agrocombustibles, corriente continua o corriente alterna, red eléctrica o transferencia inalámbrica, escuela de Chicago o escuela austríaca, industria o servicios... en cada momento de nuestra historia hemos tenido que decantarnos por un camino para poder focalizar así nuestros esfuerzos y recursos, pero la pregunta es quién lo han determinado y en interés de qué.

Cuántas veces la urgencia de algunos nos ha llevado a optar por la vía rápida en detrimento de otras alternativas más sostenibles a largo plazo, llegando a un punto, en el que intentar corregir la distorsión generada, resulta especialmente traumático para las clases medias y trabajadoras, que son a las que "casualmente" siempre les toca pagar las facturas. Hay que entender que nuestros dirigentes necesitarán, para cuando la política los retire, ese puesto ejecutivo en los consejos de administración que las grandes empresas acostumbran prometer.

Visto esto, no es de extrañar oír quien lamenta que la economía ha sustituido a la política. El antropólogo Marvin Harris argumentaría que eso ha sido siempre así y en todas las culturas, pienso yo que la diferencia es que antes era economía local sobre política local y ahora es economía global sobre política local.

Y con esta globalización bien asentada, ahora que los ingredientes de la paella de marisco de mi suegra provienen de cinco continentes, ahora que un tipo de Sarátov (que jamás ha salido de su barrio) le puede estar saqueando las cuentas bancarias a otro tipo en Torrelodones (que tampoco ha salido de su barrio), ahora que la carne de la lasaña congelada que se come éste, proviene de caballos engordados en Ucrania, sacrificados en Rumanía, mercadeados en Lituania como carne de vaca, procesada en Bélgica y envasada en Francia, ahora que un tipo puede especular con el precio del abastecimiento mundial del arroz para el próximo año gracias a un mercado en el que hay un millón de veces más dinero electrónico que el real, ahora que internet nos basta para enteramos de todo y de nada: no faltan voces que avisan que el sistema educativo se ha quedado obsoleto y que en sus reformas hace falta replantear métodos y contenidos más allá de los ideológicos o religiosos. Nuestros hábitos han cambiado, la economía ha cambiado, la tecnología ha evolucionado vertiginosamente, las cualidades exigidas para liderar una empresa están cambiando radicalmente ¿Por qué la educación no?

En 1984 la fundación Sampling estrenaba TED (Tecnología, Entretenimiento y Diseño) invitando a pensadores y profesionales de estos tres sectores a participar en una serie de conferencias anuales sobre "las ideas que valen la pena difundir". Desde entonces el espectro de los temas se ha ido ampliando y en el año 2006 se lanzó la plataforma de videos en internet TEDTalks que se estrenó con una de las conferencias más legendarias y aclamadas "Las escuelas matan la creatividad" por Sir Ken Robinson.

Sir Ken Robinson (Liverpool, 1950) es un educador, escritor y conferenciante británico, experto en temas relacionados con la calidad de la enseñanza, la creatividad, la innovación y los recursos humanos. Ha trabajado para la Comisión Europea, para los gobiernos de Hong Kong y Singapur y para el Ministerio de Educación y Empleo británico donde dirigió el Comité Consultivo Nacional sobre Educación Creativa y Cultura. Fruto de ello es el famoso Informe Robinson (All Our Futures: Creativity, Culture, and Education) que pone en relieve el escaso papel que hasta entonces había recibido la creatividad y la importancia que sobre ella recaía el futuro, ya no sólo del país, sino de la propia humanidad.

En resumen, Robinson propone pasar de escuelas estandarizadas al aprendizaje personalizado para crear unas condiciones favorables en las que pueda florecer el talento natural de los niños.


La RSA, Real Sociedad para el fomento de las Artes, Manufacturas y Comercio (Royal Society for the Encouragement of Arts, Manufactures and Commerce) es una institución multidisciplinar británica fundada en 1754 y cuya base está en Londres. Han sido miembros notables Benjamin Franklin, Adam Smith, William Hogarth, John Diefenbaker, Stephen Hawking y Charles Dickens.

Esta sociedad se ha caracterizado por promover nuevas formas de pensar con las que desafiar el statu quo y tratar de cambiar al mundo en su entorno. En su carta fundacional expresa el propósito de "apoyar y fomentar la empresa, ampliar la ciencia, refinar el arte, mejorar nuestras manufacturas y extender nuestro comercio" y con ello también aliviar la pobreza y asegurar el pleno empleo.

En la actualidad, el mensaje de la RSA gira en torno a la cuestión de si podemos seguir así tal como estamos. Si son las ideas y los valores que transformaron el mundo en los dos últimos siglos suficientes para encontrar soluciones a los desafíos con que nos enfrentamos actualmente o, por lo contrario, necesitamos nuevas formas de pensar.

Para divulgar mejor este debate, en 2010 crearon RSA Animate, 18 vídeos con un formato de 10 minutos de animaciones dibujadas a mano (scribing) por Andrew Park y Cognitive Media, en los que se recogen los principales puntos de las charlas ofrecidas por sus miembros e invitados.
Ésta es la adaptación del discurso que dio Sir Ken Robinson en la sede de la RSA en enero de 2010 con motivo del premio Benjamin Franklin que dicha sociedad le otorgó.

Sir Ken Robinson - 'Cambiando Paradigmas' (subtítulos)
(Ver la charla completa aquí: www.thersa.org/events/video/archive/sir-ken-robinson)

Un día, mi hijo dibujó un sol rodeado de peces y a mi pregunta me contestó que cómo era posible que a mi edad, no me hubiese fijado que el sol sale todas las mañanas del mar.
La creatividad no es una cualidad exclusiva del arte, es medio valioso para resolver cualquier reto, una solución ingeniosa es una solución creativa y vamos a necesitar cultivar mucho ese don innato en nosotros para poder curar el estreñimiento crónico que padece nuestro sistema.




2 comentarios:

  1. Joe Palmer9/7/13 01:51

    ¡Claro que sí! Hay que frenar el cambio, hay que frenar ideas inovativas. Se trata de que nosotros los NNAA podamos manejar en nuestro beneficio el "status quo" mientras sigue produciendo excedentes. No podemos manejar terreno que no conocemos.

    Lo preocupante de tu última entrada es el listado de instituciones para quienes Ken Robinson ha trabajado: ¿han hecho algo al respecto? Hace años el gobierno de los EEUU hizo un estudio bastante acertado sobre las necesidades educativas del siglo actual - nada tampoco. Podría seguir y seguir con ejemplos. Al final uno llega a la conclusión de que se permite a gente como Ken Robinson decir cosas como las que dicen para que gente como los que le aplaudimos nos sentemos realizados.

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    1. Entiendo y en cierta manera comparto su escepticismo, Sr. Palmer, pero lo que en apariencia son discursos estériles destinados a hacernos sentir realizados, bien podrían ser mensajes de gran calado que remuevan conciencias. En nuestras manos está el divulgarlos... Tiempo al tiempo, piense que los ministros de educación del futuro tienen ahora 15 años. Un cordial saludo.

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