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08 agosto 2015

Once In A Lifetime

Apuntes de verano III.

Once-In-A-Lifetime-stop-making-sense

De David Byrne (1952, Dumbarton, Escocia), cantante de los Talking Heads (además de letrista, director de cine, escritor, actor, artista de vídeos, diseñador y fotógrafo) lo mismo se ha dicho que es un genio que un zumbado. No creo que sea para tanto, más bien es un tipo al que le gusta lo que hace y le dedica tiempo a ello. Tiene el culo inquieto y como todos los que arriesgan, su trayectoria se salpimenta de momentos brillantes y otros... mejor olvidar.

Uno de los muchos buenos legados del grupo americano es el tema Once In A Lifetime (1981). Producido por el gran Brian Eno, que fue quien le dio el tono, Byrne escribió la letra escuchando programas de radio donde telepredicadores evangelistas atendían las llamadas de los oyentes y en los que reiteradamente salía a colación discusiones existencialistas sobre el hecho de pasar por la vida de forma poco consciente o sin cuestionarse las cosas.

Once In A Lifetime habla de la crisis de la clase media estadounidense (por extensión la de cualquier sociedad occidental) y el sacrificio de los sueños e ideales de juventud en favor de una vida acorde a las expectativas sociales, en la que se persigue como autómatas trofeos comúnmente aceptados como un gran coche, una casa espectacular y una esposa despampanante. Pero resulta que cuando el protagonista consigue estos trofeos, comienza a dudar si son reales y cómo los consiguió. Y esto le lleva a cuestionarse la genuinidad de su propia vida, la sospecha de estar viviendo la vida de otro: ése no es el coche que a él le gustaba sino a los demás, ni ella es su mujer ideal... Retorcida que es la vida.

La canción dio pie al primer vídeo musical lanzado por el cuarteto y fue considerado como uno de los vídeos más innovadores en la historia de la música. Actualmente forma parte de la exhibición permanente del New York Museum of Modern Art.

Una versión, a mi gusto mucho más espectacular, es la dada en los conciertos en el Hollywood's Pantages Theater, LA, en diciembre de 1983, recogidos en el filme de Jonathan Demme "Stop Making Sense" (considerado por muchos como el concierto mejor filmado de la historia) y del que sobresalen esos más de 4 minutos de toma continua en claroscuro de David Byrne interpretando la canción.

Para ello, Byrne quiso desarrollar una coreografía más teatral, al estilo de David Bowie o Mick Jagger, que parecen cualquier cosa menos bailarines dando pasos de ensayo. Así que se fue a la UCLA y USC a empaparse de horas y horas de filmaciones documentales sobre personas sufriendo ataques de epilepsia y oficios evangelistas en los que los feligreses caían en trance. Sobre el escenario, Byrne gestualiza toda esa serie de movimientos y lo mismo se dirige al público con las palmas en alto al estilo de un telepredicador, que se mueve frenético como un autómata o sufre los espasmos de una caída en trance.


TALKING HEADS - ONCE IN A LIFETIME, STOP MAKING SENSE (JONATHAN DEMME, 1984)




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02 agosto 2015

Cena con los Culvers

Apuntes de verano II.

David-Byrne-True-Stories

True Stories es una película dirigida y protagonizada en 1986 por David Byrne, cantante del grupo americano Talking Heads.

En la película, Byrne, que viste a la usanza texana y conduce un convertible Chrysler LeBaron de color rojo, visita Virgil, una ciudad ficticia de Texas. Allí observa e interactúa con una docilidad casi infantil con sus habitantes mientras preparan la conmemoración del 150 aniversario de la fundación de la ciudad y la independencia de Texas de México.

Posiblemente, la mejor escena de la película (y que casi parece una parodia bizarra de La Última Cena) se desarrolla durante una cena en casa de los Culver en la que están presentes los dos hijos, Linda y Larry, Kay (Annie McEnroe) ama de casa que participa activamente en la organización de los eventos de la ciudad y Earl Culver (Spalding Gray), presidente de Varicorp Corporation, una prominente corporación local que manufactura equipos informáticos y que financia dichas celebraciones.

En la cena, Earl Culver, quien jamás habla directamente a su mujer, improvisa una sorprendente y fascinante predicción sobre el futuro de la Nueva Economía empleando metáforas con la comida que parece tomar vida propia para ilustrar sus puntos. Digo sorprendente porque en 1986, salvo en ciertas zonas de Estados Unidos, esto era ciencia ficción.

Ésta es una transcripción de parte de los diálogos:

- EARL CULVER: ¿Sabes? Larry puede tener un futuro en Varicorp. Con su joven disciplina y conocimientos de sistemas, podría tener un gran porvenir. Y Varicorp está creciendo como si no hubiera mañana. Déjame enseñarte lo que creo que está pasando...

- LINDA: ¿Oís música?

- DAVID BYRNE: ¿Le ocurre algo a tu hermana?

- EARL CULVER: Mainframe. Microprocesador. Semi-conductor... Bien, ésta es la ciudad y aquí está el centro de trabajo, con sus bienes y su red de distribución. Ahora, la mayoría de la gente de clase media ha trabajado para grandes corporaciones como Varicorp. O para el propio gobierno. Pero ahora, todo está cambiando. Científicos e ingenieros se están marchando de estas grandes corporaciones y están empezando a crear sus propias empresas, comercializando nuevos inventos...

- DAVID BYRNE: Disculpe, Sr. Culver. Olvidé qué representan estos pimientos...

- EARL CULVER: ¡Ahá! Todo gira de vuelta al centro. Estamos justo aquí ¡En Virgil! Nuestra forma de hacer negocios se ha basado en el pasado. Es por eso que tenemos que mantener a estos chicos en Virgil. Aún si dejan Varicorp... Por el momento ésto crea confusión ¡Y caos! ¡Ya no trabajan por dinero! O para ganarse un lugar en el cielo, lo cual fue una vez un gran factor de motivación, créeme. ¡Están trabajando e inventando cosas porque les gusta hacerlo! La economía se ha convertido en algo espiritual (debo admitir que me asusta un poco). No parecen distinguir la diferencia entre trabajar y no trabajar. ¡Todo forma parte de la vida! ¡Linda! ¡Larry! ¡Se acabó el concepto de fin de semana!



Magnífico y tierno broche final con esa representación casi nostálgica de la soledad de un tipo en su oficina a horas intespestivas.



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