Según Bill O'Connor, Corporate Strategist en Autodesk y fundador del Proyecto Genoma de la Innovación, si hay alguna palabra que suscite un gran interés en todo el mundo y en todos los sectores esa es innovación.
Desde CEOs, periodistas, gurús tecnológicos, coachs, académicos a ejecutivos, directivos, emprendedores o líderes mundiales como Obama y Hu Jintao, sin olvidar todo ese público efervescente que asiste insaciable a las conferencias que sobre este tema se celebran a lo ancho y largo de este planeta.
Hoy en día existen miles de talleres, libros, artículos, blogs, podcasts y tweets dedicados a ello, con tanta actividad cabría pensar que somos muy buenos innovando. Pero no es así.
Lo único cierto sobre la innovación es que es mucho más fácil hablar de ella que llevarla a cabo.
Y es que hay tantas metáforas entrelazadas con las que jugar, tantos modelos, paradigmas y términos en boga que uno puede pasar un estupendo y largo rato disertando sobre cosas que, siendo honestos, podríamos denominar IPNU (Interesante Pero No Útil). De hecho O'Connor opina que actualmente entre el 80% y el 90% del material relativo a la innovación podría calificarse de IPNU.
Para colmo está esa moda casi obsesiva por el voyeurismo creativo. Leer sobre las vidas y milagros de personajes innovadores como Steve Jobs, Richard Branson, Jeff Bezos, e incluso Benjamin Franklin y Thomas Edison, puede ser muy entretenido e instructivo, pero nos relega a un segundo plano en el que somos meros espectadores pasivos, centrando toda nuestra atención en lo que han hecho otros y no en lo que uno, por sí mismo, podría hacer. Para no perder la perspectiva, sería bueno marcar distancias con un filtro en el que nos preguntásemos a nosotros mismos: “Vale, si, pero... ¿Cómo puedo aprovechar yo eso?”
La intención del Proyecto Genoma de la Innovación es sortear todas esas distracciones, profundizar más allá de las anécdotas irrelevantes y vaguedades que dominan gran parte de la literatura contemporánea sobre la innovación, y centrarse en los hechos reales para capturar y descifrar los modelos de pensamiento que los grandes innovadores han creado y aplicado en su propio trabajo. Se trata de pasar a la acción y ver lo que podemos aprender y utilizar, nosotros mismos, aquí y ahora, en nuestro día a día.
Para ello, dicho proyecto tiene como tarea estudiar una muestra de 1.000 innovaciones que hayan marcado nuestra historia, con el fin de detectar patrones comunes en la base de todas ellas que permitan crear herramientas prácticas y útiles para innovar en nuestro entorno actual.
Revisadas apenas las 100 primeras ideas, el equipo del proyecto ha descubierto un patrón simple, pero con un gran potencial: cada idea estudiada tenía en su epicentro una serie de "Preguntas clave para innovar" que fueron las que impulsaron la inquietud conceptual necesaria para dar pie a esa innovación.
Éstas son las siete preguntas aparecieron en el 40-60% de las innovaciones investigadas, y a menudo aparecían más o menos en este orden.
¿Qué podríamos imaginar?
¿Qué podríamos mirar de una forma diferente?
¿Qué podríamos utilizar de un modo diferente, o por primera vez?
¿Qué podríamos trasladar a un nuevo contexto, ya sea en el tiempo o en el espacio?
¿Qué podríamos conectar de un modo nuevo, o inesperado?
¿Qué podríamos cambiar, en términos de diseño o rendimiento?
¿Qué podríamos crear que sea realmente nuevo?
Menos cuento y más acción.
Una forma fácil de empezar es eligiendo algo en lo que estés trabajando en este momento y que creas que podrías aportarle un nuevo valor. Ten en cuenta que innovar no implica necesariamente inventar algo nuevo, también puede ser renovar, mejorar, perfeccionar o reformar un producto o servicio que ya existe.
Escribe ese "algo" que va a ser objeto de la innovación en medio de una pizarra, una hoja de papel o en la parte superior de un documento de texto.
Formula en el orden indicado las siete preguntas para innovar.
Realiza una lluvia de ideas (brainstorming) para dar respuesta a cada una de esas preguntas.
Analiza, prioriza y planifica acciones con las ideas más prometedoras.
El resultado de este tipo de brainstorming estructurado será un flujo de lo que llamamos "ideas innovadoras" que no son innovaciones por sí mismas, sino la simiente para generar innovaciones tangibles. Y el uso de las siete preguntas es una forma de asegurarnos que estas ideas puedan tener un valor potencial.
A partir de ahí, se tratará, que no es poco, de conseguir el suficiente conocimiento, experiencia y medios (nosotros mismos, otras personas o compañías, dependiendo del contexto en el que nos movamos) para transformar esas ideas en productos reales, servicios o experiencias.
Para O'Connor, el Proyecto Genoma de la Innovación es una herramienta estratégica que nos puede ayudar en nuestro trabajo diario a pasar del inmovilismo abstracto a la innovación efectiva y convertirla en una acción estimulante que nos brinde la capacidad de generar el mayor impacto positivo posible en un mundo ávido por aprovechar toda la innovación que le llega.
Bill O'Connor - The Innovation of Innovation. Directed by Jason Headley
* Nota. Esta es una traducción e interpretación personal sobre el artículo "The Innovation Genome Project" por Bill O'Connor.
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