20 mayo 2012

Vas a luchar y vas a perder.



Vas-a-luchar-vas-a-perder

Hace unos años, iba yo todo pizpireto por la calle de camino a una reunión de trabajo con un cliente que pretendía poner en marcha una nueva marca comercial subsidiaria de un grupo industrial. Llevaba en la maleta las propuestas que, en líneas generales, darían forma a la nueva línea de productos, tenía treinta años y me reconciliaba con mi oficio jugándome muchos meses de trabajo a una sola carta.

Pero va y se me acerca, en un semáforo, un tipo a pedirme un cigarrillo y cuando le doy fuego, protege la llama con la mano tocando inevitablemente la mía. Luego se echa para atrás humeando y señalándome con el dedo, me planta con sorna un – Tu... tu te vas a pegar, chaval, y vas a perder - luego rompió a reír ventilando una larga ristra de dientes podridos y abismos negros.
Distraído en mis cosas, pensé un mira tú el zumbao éste, y apuré el semáforo para cruzar dejando atrás sus presagios de vinagreta - Vas a luchar y vas a perdeeeer, sé lo que me digo, polloooo... - me repetía amarrado a su carrito de cartones y dándole voz a su coral de seis perros.

Once horas más tarde, estaba yo en la cocina cortando tomates para la ensalada, mi mujer, a mis espaldas, asaba unas chuletitas de cabrito, nos íbamos a dar un festín. Todo había ido rodado, el cliente había estado exultante, las propuestas le habían entusiasmado: Harris, vamos a romper con esto, y quiero que estés conmigo, vas a ganar mucho, ya lo verás - me repetía una y otra vez eufórico perdido.

Demasiado... No sé, nunca me han salido las cosas tan fácilmente a la primera. No me puedo quejar, hago lo que quiero (o lo que puedo) pero, aún así, me da que mi peaje por esta profesión es algo caro. Vamos, que a mi estrella le falta fuelle. Así que de la alegría fui pasando a la mosca. ¿Y si me estaba siguiendo la corriente? ¿Y si no es quien cree ser y se me desinfla a mitad de la faena?

En ese instante me vino a la cabeza el incidente del semáforo - Vas a pelear y vas a perder... – me dije pensando en voz alta.

¿El pelo o los dientes? - apostilló mi mujer ensimismada con el chisporroteo de la plancha.

Diez años después recuerdo con pena a este cliente que nunca llegó a serlo, porque tras hacerme perder un año de trabajo no vi un céntimo. Resultó ser un inconsciente de esos que van ligeros por la vida porque las facturas de sus ilusiones siempre las acabamos pagando los pringados como yo. Ingenuo de mí por pensar que este perfil se daba exclusivamente en los políticos.

Pues no, el tipo era un quiero-y-no-puedo que maltrataba a sus empleados, que tomaba los beneficios empresariales por beneficios personales y al que acabaron por ningunear sus propios distribuidores y proveedores hartos de su verborrea incansable y sus aires de grandeza vendiendo milongas de un mundo de colorines. A mí me empobreció, en ambos sentidos, y mi mujer tuvo la certeza de que jamás haríamos el viaje de novios pospuesto.

Y es que me ha hecho falta paladear el vértigo de los años trabajados sin tregua, los batacazos y gatillazos de todo tipo, codo a codo con un montón de empresarios, algunos malos y otros buenos (grandes tipos, grandes recuerdos), para aprender con sangre algo tan obvio como a saber diferenciar las iniciativas empresariales de las iniciativas personales. Porque resulta que las primeras no siempre son tan genuinas como parecen, sino que a veces ocultan expectativas personales de quien las promueve y que nada tienen que ver con el beneficio marcado.

Pero aún con la duda, cómo rechazarlas. Porque, como cantaba Cristina Lliso de los Esclarecidos: se puede perder sin llegar a jugar, y eso si que es triste, si lo es. Y es por eso que tolero esta zanahoria en la frente, trasnochando en una eterna timba de póquer amañada (porque así son las cosas) peleando mis cartas, mis ojeras, mi dignidad por sacarles una mano buena, y aún con ello... me lo estoy pasando bien, rematadamente bien. A mi manera, claro.


Nobody puts baby in the Corner - Erik Truffaz Quartet.*

* Erik Truffaz es un trompetista de jazz contemporáneo nacido en Suiza, 1960. Músico bastante prolífico y con un particular estilo de improvisación, se le conoce como "el Papa del electro-jazz" por fusionar su música con elementos de hip hop, rock y música electrónica.


7 comentarios:

  1. Ah Harris! !C´est la vie!

    Un abrazo,

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  2. No puedes figurarte cómo te entiendo... También, y a mi modo, me he pegado batacazos de antología, he patinado y me quedado con el culo al aire, he reído, he llorado, siempre a mi manera, como tú, como Frank Sinatra. No me arrepiento tampoco. Como te dice Pat, es la vida, y si hubiéramos llevado otra, otros serían los trastazos. Mientras los contemos con dignidad y humor, no estamos perdidos.
    Un gozo ha sido leerte. Ameno, ucho, mucho, y no veas como se agradece en este mundo de grandes dramas de tres al cuarto.
    Abrazos.

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  3. Buenísimo el vídeo! farntástica entrada. Gracias por deleitarnos de etsa manera.

    Un saludo

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  4. Acabo de conocer tu blog y con tu permiso aquí me quedo, porque veo que tú también te las llevaste y sigues en la brecha!!!!!Milll besitos, aquí me quedo!!

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  5. Somerset, otro desgarro del cuerpo y del alma...otro...pero sigues siendo la única persona que conozco que siempre tiene la sonrisa puesta, la risa abotonada, la carcajada tatuada!!! Hacer lo que uno quiere tiene un precio y ese es personal e intransferible...ya me ves, el huir de lo que me produce alergia y comodidad me ha llevado a ser una nómada crónica, con lo puesto pero de alguna manera sin precio y por extensión intocable (eso creía).
    Pero tu tienes un don, una fuerza, un poder en realidad...utilízalo, no se cómo, pero reemplaza el lápiz por la pluma YA, una trilogía que luego inundes con dibujo y color. <3

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  6. your words are interesting, I liked you read and with a good music_
    Bye**

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  7. Muy interasante a quien no le a pasado alguna vez?. el video me gusto mucho
    al igual que tu blog.
    besos.

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